miércoles, 3 de febrero de 2010

Vida cotidiana de un ciego

Cuando veo a una persona ciega caminando sola me sorprende la valentía y la capacidad que tienen para ser independientes y moverse por su barrio (y fuera de su barrio). Me quedo boquiabierto porque yo no sería capaz de hacerlo, aunque tal vez sea que no estoy en su situación.

Siempre voy a clase en autobús, y la mayoría de los días me encuentro con un ciego que va a trabajar en mi mismo autobús. Lo que me impresiona es que nunca falla a la hora de bajarse; se tiene que tener aprendidas todas las curvas y tiene que estar muy concentrado, o por lo menos eso creo yo.

¿Y los que trabajan vendiendo cupones? No os habéis preguntado nunca como saben el cupón que les piden. Supongo que los tienen que tener ordenados y localizados. También es verdad que algunos de los que trabajan vendiendo cupones no son ciegos, tan solo tienen algún tipo de minusvalía, y tendrán contacto con la ONCE.

Sin duda la vida de un ciego es difícil, pero seguro que tiene sus ventajas (alguna habrá).

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